Con la llegada del verano, las rutinas cambian, los horarios se flexibilizan y muchos niños y niñas participan en campamentos, colonias o actividades organizadas mientras sus madres y padres trabajan. En este contexto, garantizar una alimentación adecuada se convierte en un aspecto fundamental no solo para su crecimiento, sino también para su bienestar físico, emocional y su rendimiento en las actividades que van a realizar.
Desde Albi, como empresa especializada en restauración colectiva para el sector educativo, queremos poner el foco en la importancia de mantener una dieta saludable también durante las vacaciones escolares, especialmente en entornos como los campamentos de verano, donde las altas temperaturas y el elevado gasto energético deben tener una respuesta adecuada desde el punto de vista nutricional.
Educar en salud alimentaria
Los campamentos representan un espacio ideal para promover hábitos alimentarios saludables. Al tratarse de entornos organizados, con horarios definidos y menús planificados, se puede garantizar una alimentación equilibrada que no siempre es posible en el entorno doméstico durante el verano. Además, l@s peques están más dispuestos a probar nuevos alimentos si ven que sus compañer@s también lo hacen, lo que convierte la experiencia del comedor en una oportunidad educativa.
Hidratación constante
El calor es un factor clave a tener en cuenta. En actividades al aire libre, pierden líquidos con facilidad, por lo que la hidratación debe ser constante y proactiva. No basta con ofrecer agua en las comidas: hay que estimular el consumo frecuente durante todo el día. Las aguas saborizadas naturalmente (por ejemplo, con rodajas de fruta) y las frutas con alto contenido en agua, como la sandía, el melón o la naranja, son aliados imprescindibles.
Conviene evitar las bebidas azucaradas o refrescos, ya que su elevado contenido en azúcar no solo es perjudicial para la salud dental y el metabolismo, sino que tampoco aportan una hidratación eficiente.
Menús adaptados a la actividad
En campamentos deportivos o con gran carga de actividad física, es necesario ajustar los menús para cubrir el mayor requerimiento energético. Esto no significa aumentar indiscriminadamente las calorías, sino ofrecer alimentos que aporten energía de forma sostenida y saludable.
Los hidratos de carbono complejos (como pasta, arroz integral, legumbres o pan de calidad) deben tener protagonismo en los platos principales, acompañados siempre de una buena ración de verduras y proteínas de alto valor biológico (carne magra, pescado, huevos o legumbres).
Las meriendas deben cumplir en este tipo de pausas vacacionales una doble función: ser nutritivas y atractivas. Un bocadillo de pan integral con atún, una pieza de fruta y un yogur natural pueden ser una excelente opción.
Variedad, sabor y presentación: claves del éxito
Lograr que niñas y niños coman bien durante el verano no solo depende del estricto contenido nutricional del menú. El sabor, la presentación y la variedad son factores decisivos. Un plato colorido, bien presentado y con ingredientes totalmente reconocibles es mucho más aceptado que una propuesta monótona o visualmente poco atractiva, por muy saludable que sea.
Es importante evitar caer en la rutina de los menús repetitivos. El uso de productos de temporada, frescos y de proximidad no solo enriquece el sabor, sino que permite ofrecer una dieta más equilibrada, sostenible, variada y… ¡atractiva!
Evitar los ultraprocesados
Aunque los campamentos son un entorno controlado, muchas veces la agenda de actividades incluye excursiones o salidas en las que lo fácil y rápido es recurrir a snacks ultraprocesados, bollería industrial o zumos envasados.
En este aspecto, es fundamental la puesta en común y coordinación con las familias para ofrecer alternativas saludables que sean fáciles de transportar y consumir: frutas, frutos secos naturales (en niños y niñas sin riesgo de alergias), barritas caseras o bocadillos apetecibles.

Un equipo implicado
Una alimentación saludable en campamentos de verano no se sostiene solo con buenos menús. Es imprescindible la implicación del equipo humano. Monitoras, educadores y personal de cocina deben actuar de forma coordinada para garantizar no solo la calidad de los alimentos, sino también el ejemplo que transmiten a l@s niñ@s. La educación alimentaria pasa también por normalizar hábitos como comer despacio, no desperdiciar comida o el placer de probar nuevos alimentos.
Las vacaciones escolares deben estimular la desconexión de muchas de las rutinas instauradas durante el resto del año, pero no deben significar un paréntesis en la educación alimentaria. Al contrario, los campamentos y actividades estivales son una oportunidad de oro para reforzar valores relacionados con la salud, el respeto al entorno y la buena alimentación.
En Albi, reafirmamos nuestro compromiso con una restauración colectiva de creativa y de calidad, adaptada a cada entorno y a las necesidades de l@s más pequeñ@s. Comer bien en colonias o campus de verano es tan fácil como posible, y además, puede ser una experiencia deliciosa, divertida y educativa.
Puedes consultar otros contenidos relacionados con alimentación, nutrición, consejos y restauración colectiva visitando la pestaña de Actualidad de nuestra web. En los perfiles de Albi en LinkedIn, Instagram, Facebook y Youtube podrás seguir con todo lujo de detalles nuestro día a día. ¡Únete a ellos!

