Una disciplina que explora cómo el cerebro percibe y procesa los estímulos relacionados con los alimentos, con el objetivo de mejorar la experiencia culinaria del comensal y promover una alimentación más saludable.
En el contexto de los hospitales y las residencias de personas mayores, la neurogastronomía adquiere una relevancia particular, ofreciendo oportunidades para enriquecer la calidad de vida de pacientes y residentes a través de una alimentación consciente y placentera.
La neurogastronomía entiende que el acto de comer va mucho más allá de la nutrición básica. La forma en la que percibimos los sabores, olores, texturas y presentaciones de los alimentos está intrínsecamente ligada a nuestra fisiología cerebral, hábitos, emociones y cultura. Por lo tanto, comprender cómo funciona el cerebro en relación con la comida puede influir significativamente en nuestros hábitos alimenticios y en nuestra salud.
En espacios como hospitales y residencias, donde la nutrición y el bienestar de las personas es una de las prioridades fundamentales, la aplicación de algunos de los principios de la neurogastronomía puede marcar una diferencia notable. Aquí es donde entra en juego la importancia de diseñar menús que estimulen los sentidos y generen experiencias gastronómicas positivas.
Un estímulo visual que es salud
Uno de los aspectos clave de la neurogastronomía es la enorme importancia que se ofrece a la presentación de los alimentos. Infinidad de estudios han demostrado que la apariencia visual de un plato afecta significativamente a la percepción del sabor y la satisfacción del comensal. En las residencias, donde la pérdida del apetito es un problema bastante común, una cuidadosa puesta en escena de los alimentos estimula el interés y aumenta el disfrute de las comidas, facilitando una ingesta más saludable y adecuada.
La textura también juega un papel determinante en la experiencia gastronómica de pacientes y personas mayores, especialmente para aquellos con dificultades para masticar o tragar. La neurogastronomía entiende que la variedad de texturas en un plato consigue estimular diferentes áreas del cerebro, contribuyendo a una mayor sensación de plenitud y satisfacción. Por lo tanto, adaptar las texturas de los alimentos para que resulten más agradables y fáciles de consumir consigue mejorar significativamente su experiencia a la hora de comer o cenar.
Otro aspecto importante de la neurogastronomía es la exploración de los sabores y los aromas. A medida que envejecemos, es común experimentar cambios en nuestra percepción del gusto y el olfato, lo que puede afectar a nuestra apetencia por ciertos alimentos. Al comprender cómo el cerebro procesa estos estímulos sensoriales, chefs y nutricionistas pueden ajustar los menús para maximizar el disfrute y la satisfacción del paladar, incluso para aquellos con pérdida parcial de la capacidad de saborear.
Además de mejorar la experiencia culinaria, la neurogastronomía también desempeña un papel protagonista en la promoción de una alimentación más saludable en las residencias y hospitales. Saber cómo el cerebro responde a diferentes alimentos, nos ayuda a diseñar menús que estimulan la saciedad y reducen el Efecto Antojo por alimentos poco saludables. Un beneficio especialmente significativo para un entorno en el que los residentes pueden enfrentarse a desafíos adicionales, como la diabetes o la hipertensión, que requieren una dieta cuidadosamente controlada.
La neurograstronomía ofrece a las empresas de restauración colectiva una oportunidad emocionante para mejorar la calidad de vida de pacientes y usuarios de las residencias para la tercera edad a través de la comida. La emoción de crear experiencias gastronómicas que no solo satisfagan las necesidades nutricionales, sino que también estimulen los sentidos, fomenten la socialización y promuevan el bienestar emocional de las personas.
Enriquecer la calidad de vida
En un mundo en el que alimentación y la salud física y emocional van cada vez más de la mano, la neurogastronomía nos muestra el camino a tomar por la restauración colectiva hacia un envejecimiento más saludable y satisfactorio para tod@s.
Un camino que es de dirección única en la restauración colectiva de Albi para el sector sociosanitario. Una manera de enriquecer la calidad de vida de pacientes y personas mayores desde una alimentación consciente, placentera y estimulante.
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